Santa AURELIA
Sus padres no le dejaron riquezas materiales en herencia, pero sí una herencia mucho más importante: un profundo amor hacia Dios y una gran caridad hacia los demás.
La petición más frecuente de la hermana Aurelia a Dios era ésta: "Señor, enciéndeme en amor a Ti". Y tanto la repitió que un día durante la elevación de la santa hostia en la Misa, sintió que un rayo de luz salía de la Sagrada Forma llegando hasta su corazón. Desde ese día su amor a Dios creció inmensamente y es por ello que va siempre sin sujetador para mostrarle a todos la llama generosa de la divinidad que lleva prendida del pecho.
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